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El PRO atraviesa uno de los reacomodamientos más profundos desde su creación, impulsado por la pérdida de bancas en el Congreso, las tensiones internas tras la fuga de dirigentes y el avance de nuevos polos de poder, especialmente al Gobierno libertario. En este escenario, Diego Santilli emerge como uno de los grandes protagonistas en Nación y Provincia, mientras Mauricio Macri presiona para mantener cohesión y proyectar una alternativa competitiva frente al gobierno de Javier Milei rumbo a 2027.

La reducción del bloque amarillo en la Cámara de Diputados nacional, que pasó de 35 a 13 miembros tras las rupturas con sectores alineados a Patricia Bullrich y la decisión de figuras como Gisela Scaglia de integrarse a Provincias Unidas, aceleró la crisis interna. Sin embargo, el jefe de bloque Cristian Ritondo logró recomponer volumen articulando una alianza con un sector de la UCR y del MID, conformando un espacio de 22 legisladores con capacidad de negociación ante La Libertad Avanza en el debate por el Presupuesto 2026.

El caso de Scaglia se convirtió en un símbolo del momento político del PRO. Aunque preside el partido en Santa Fe, su banca no integra el bloque amarillo, lo que motivó a dirigentes como Martín Yeza a pedir directamente la intervención del PRO santafesino. Voces cercanas a Ritondo remarcaron que la diputada “trabaja por fuera del partido” y confirmaron que aún no hubo diálogo para resolver el conflicto.

En la provincia de Buenos Aires, el reordenamiento fue vertiginoso tras la negociación del gobernador Axel Kicillof por presupuesto y endeudamiento bonaerense para 2026. Allí se consolidó el triángulo Santilli–Ritondo–Montenegro, que asumió el control político del PRO bonaerense en coordinación con La Libertad Avanza. Esa sintonía quedó reflejada en la postura frente al endeudamiento: el espacio no acompañó el pedido del Ejecutivo, aunque facilitó la habilitación del debate y respaldó artículos clave vinculados al roll over y al fondo para intendentes.

El avance de Santilli se vio también en la distribución de cargos legislativos. Su mano derecha, Agustín Forchieri, quedó como una de las vicepresidencias de Diputados, mientras Ritondo ubicó a Matías Ranzini en el directorio del Banco Provincia. El nuevo jefe del bloque PRO es Alejandro Rabinovich, dirigente de confianza de Montenegro, lo que confirma la nueva arquitectura interna: un PRO bonaerense más cercano al oficialismo libertario que al radicalismo.

Pese al creciente alineamiento con LLA, dentro del PRO provincial toma fuerza un sector que reclama autonomía partidaria, encabezado por Soledad Martínez y María Eugenia Vidal. Ambos liderazgos buscan frenar la “violetización” del espacio y sostienen que el PRO debe preservar su identidad para competir con fuerza en 2027. En ese marco, aparece la figura de Pablo Petrecca como eventual referente en el Senado bonaerense, donde el partido quedó reducido a cinco integrantes.

La disputa interna, el avance de nuevos liderazgos y la presión de Macri para reconstruir una alternativa nacional configuran un PRO en pleno proceso de redefinición. Con Santilli como actor ascendente, Ritondo como articulador legislativo y un sector que reclama autonomía frente al oficialismo libertario, el partido enfrenta su mayor desafío en años: reorganizarse sin fracturarse y construir un proyecto competitivo hacia las próximas presidenciales.